Coronavirus (Covid-19): Preguntas y respuestas

Coronavirus (Covid-19): Preguntas y respuestas

La enfermedad del coronavirus (COVID-19) es una nueva enfermedad respiratoria causada por un nuevo coronavirus que no se había visto previamente en humanos hasta ahora, concretamente por el coronavirus tipo 2 o SARS-CoV-2 (Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus). El SARS-CoV2 se descubrió y aisló por primera vez en diciembre del 2019 en Wuhan (China) y su expansión mundial ha provocado la pandemia que estamos viviendo actualmente.

 

¿Qué es un coronavirus?

Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. Existen varios coronavirus que causan infecciones respiratorias que pueden ir desde un resfriado común hasta otras más graves como el síndrome respiratorio agudo severo (SARS).

El coronavirus descubierto recientemente, el SARS-CoV2, es el causante de la enfermedad por coronavirus COVID-19.

Este tipo de virus poseen una transmisión zoonótica, lo que quiere decir que se pueden contagiar de animales a personas. A día de hoy, se sabe que hay otros coronavirus circulando entre animales que todavía no han infectado al ser humano.

Hasta la fecha de hoy se han descubierto siete CoVs relacionados con enfermedades en humanos. Existen CoVs que circulan en la población humana en raras ocasiones. El SARS-CoV2 sería el séptimo:

 

  • HCoV-229E: Descubierto en 1996. Causa una enfermedad respiratoria similar a una gripe.
  • HCoV-0C43: Descubierto en 1967 y causante también de una enfermedad respiratoria similar a una gripe.
  • SARS-CoV: Originó la epidemia del síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Fue descubierto en noviembre del 2002 en Cantón (China).
  • HCoV-NL63: Se identificó en los Países Bajos en 2003 en un niño con bronquiolitis.
  • HCoV-HKU1: Descubierto en 2005 en dos pacientes en Hong-Kong (China).
  • MERS-CoV: Causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio, se identificó por primera vez en 2012 en Arabia Saudita.

 

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SARS-CoV2: Fuente del Virus

Se cree que la fuente de este virus es animal y que la causa probable del brote se haya originado por el contacto directo con animales en el mercado de la ciudad de Wuhan. Aunque todavía no se ha conseguido averiguar el reservorio específico, existen diferentes posibilidades: murciélagos, serpientes o pangolines.

El informe publicado en Journal of Medical Virology el pasado enero, apuntaba que las serpientes de Wuhan infectadas con el virus por murciélagos eran la causa más probable. También se ha estudiado la posibilidad de que la fuente sea una sopa de murciélago consumida habitualmente en la zona y otro informe prematuro realizado en China, apuntaba a los pangolines salvajes como posible intermediario del SARS-CoV2 aunque los resultados finales concluyeron que los metagenomas encontrados en estos y en el ser humano eran similares solo en un 90% por lo que fue descartado. Una vez que el virus se encuentra en una persona puede transmitirse a otras.

 

 

¿Qué es la COVID-19?

La COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente. Tanto este nuevo virus como la enfermedad que provoca eran desconocidos antes de que estallara el brote en China.

 

Expansión de la COVID-19

Actualmente la COVID-19 es una pandemia que afecta a muchos países de todo el mundo. Tras el primer brote en Wuhan en diciembre del 2019, las autoridades chinas confirmaron 41 casos detectados entre el 8 de diciembre y el 2 de enero del 2020. El 19 de enero China informó 17 casos más y ya entonces, se habían detectado los primeros casos de COVID-19 fuera de China: en Tailandia y Japón.

El 30 de enero del 2020 la OMS declaraba la emergencia sanitaria de preocupación internacional, cuando el virus se estaba diagnosticando en otros 15 países. El 11 de marzo la enfermedad ya estaba presente en más de 100 territorios por todo el planeta y fue reconocida como una pandemia. El 26 de marzo del 2020 los casos confirmados en todo el mundo alcanzaron los 500.000 casos.

 

Síntomas de la COVID-19

Los síntomas habituales de la COVID-19 son:

  • Fiebre
  • Tos Seca
  • Dolor de garganta
  • Congestión, moqueo
  • Cansancio

No obstante, otros síntomas menos frecuentes que afectan a algunos pacientes son:

  • Dolores y molestias
  • Dolor de cabeza
  • Conjuntivitis
  • Dolor de garganta
  • Diarrea
  • Náuseas o vómitos
  • Pérdida del gusto
  • Pérdida del olfato
  • Erupciones cutáneas
  • Cambios del color en los dedos de manos o pies
  • Incapacidad para hablar o moverse

Estos síntomas suelen ser leves y comienzan de forma gradual. Algunas personas infectadas sólo presentan síntomas muy leves.

La mayoría de infectados, alrededor del 80%, se recuperan de la enfermedad sin necesidad de tratamiento hospitalario. Alrededor de 1 de cada 5 personas acaba presentando un cuadro grave y experimenta dificultades para respirar.

Las personas que tienen más posibilidades de presentar cuadros graves son aquellas que padecen afecciones médicas previas como:

  • Hipertensión arterial
  • Problemas cardíacos
  • Afecciones pulmonares
  • Diabetes
  • Cáncer

Sin embargo, cualquier persona puede contraer la enfermedad y caer gravemente enferma. Cualquier persona puede tener síntomas de leves a graves. Las personas de cualquier edad que presenten fiebre, tos, dificultad respiratoria, dolor u opresión en el pecho o dificultad para hablar o moverse deben solicitar atención médica de forma inmediata.

Hay que tener en cuenta que la lista de síntomas se va actualizando a medida que se va aprendiendo más sobre la enfermedad.

 

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¿Cómo se propaga la COVID-19?

Cualquier persona puede contraer la COVID-19 por contacto con otra que esté infectada con el virus. La enfermedad se propaga de persona a persona a través de las gotículas que salen despedidas de la nariz o boca al toser, estornudar o hablar. Si una persona inhala estas gotículas procedentes de una persona infectada puede contraer la enfermedad.

Estas gotículas son pesadas por lo que no llegan muy lejos y caen rápidamente al suelo. Por ello, es importante mantenerse al menos a 2 metros de distancia de los demás.

Por otro lado, estas gotículas también pueden caer sobre objetos y superficies de nuestro entorno como mesas, pomos, barandillas, etc… Por lo que resulta muy fácil que otras personas puedan contagiarse si tocan esos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca. Por ello es importantísimo lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, o bien con un desinfectante a base de alcohol.

 

Asintomáticos y presintomáticos

Los especialistas distinguen entre personas asintomáticas y personas presintomáticas. Los asintomáticos son aquellas personas que tienen el virus pero no desarrollan síntomas, mientras que los presintomáticos son aquellos que aún no tienen síntomas pero los tendrán unos días más tarde.

El virus una vez se aloja en la garganta alcanza su nivel más alto cuando aparecen los primeros síntomas. Cuanto más virus posee una persona, más contagiosa es por lo que se considera que el mayor riesgo de contagio se produce en estos días.

La enfermedad se puede transmitir horas o días antes de presentar síntomas. Por ello resulta tan complicado frenar a este virus.

En el caso de las personas que ya tienen síntomas, la tos o estornudos facilitan el contagio a otras personas. En el caso de las que no tienen síntomas, la posibilidad de contagio aumenta en cualquier situación en que se puede expulsar aire bajo presión (hablar fuerte).

 

 

Persistencia del coronavirus SARS-CoV2 en las superficies

Según muestra el estudio publicado en la revista científica New England Journal of Medicine el pasado 17 de marzo de 2020, y posteriormente en The Lancet Microbe el 2 de abril, la persistencia del virus en las distintas superficies es:

 

  • Papel y pañuelos de papel: 3 horas
  • Cobre: 4 horas
  • Cartón: 24 horas
  • Madera: 2 días
  • Tela: 2 días
  • Acero inoxidable: 2-3 días
  • Plástico de polipropileno: 3 días
  • Cristal: 4 días
  • Billetes: 4 días
  • Parte exterior de una mascarilla: 7 días

 

Esta persistencia puede variar dependiendo de la temperatura y humedad ambiental.

 

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¿Es posible contagiarse de COVID-19 por contacto con una persona sin síntomas?

Tanto las personas que no presentan síntomas, como aquellas que presentan síntomas leves (sobre todo en la primera etapa de la enfermedad), pueden transmitir el virus.

Recientemente la OMS ha aclarado cómo transmiten el virus las personas que no tienen síntomas. Una persona con el coronavirus SARS-CoV2 sin síntomas puede transmitir la infección a otras personas en situaciones en que se expulsa aire con fuerza. Por ello, avisa también del riesgo de contagios en lugares ruidosos donde se habla fuerte.

Otras actividades que comportan riesgo de contagio son hacer ejercicio en gimnasios o cantar en coros por ejemplo, según los estudios realizados en Japón.

No obstante, parece inusual que una persona asintomática pueda transmitir la enfermedad ya que los estudios realizados en Asia indican que quienes contraen el coronavirus pero no llegan a desarrollar síntomas raramente transmiten la infección.

Se desconoce qué porcentaje de personas asintomáticas contraen la infección. Los estudios actuales oscilan entre el 6% y el 41% de los casos. También se desconoce cuántos de estos asintomáticos pueden transmitir la infección así como qué proporción de todos los contagios proceden de personas asintomáticas o presintomáticas.

 

Propagación del virus entre animales y personas

A pesar de que existe conocimiento de casos de animales que han resultado infectados por este coronavirus, de momento se considera que el riesgo de propagación del COVID de animales a personas es bajo.

El virus que causa la COVID-19  puede propagarse de personas a animales en ciertas situaciones, sobre todo cuando existe un contacto estrecho con personas infectadas. No obstante, a día de hoy se necesitan más datos para saber si los animales y mascotas pueden propagar la enfermedad ya que los datos actuales siguen indicando que la transmisión directa entre seres humanos sigue siendo el principal factor de propagación.

Investigaciones recientes muestran que los gatos, los hurones y los hámsteres sirios dorados pueden ser infectados por el virus de manera experimental y pueden propagar la infección a otros animales de la misma especie en entornos de laboratorio.

Los estudios realizados en primates no humanos como modelos de infección en seres humanos revelan que los macacos, totas y monos titíes pueden infectarse por SARS-CoV2 y enfermarse en un entorno de laboratorio.

Los ratones, cerdos, pollos y patos no parecen infectarse o propagar la infección según los resultados actuales de estos estudios.

En cuanto a los perros se sugiere que algunos pueden ser infectados pero no propagarían el virus tan fácilmente como los gatos o los hurones.

 

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Cómo protegernos de la COVID-19

La mejor manera de prevenir la enfermedad es evitando la exposición a este coronavirus. Practicar la higiene respiratoria y de manos es importantísimo en todo momento y la mejor forma de protegernos a nosotros mismos y a los demás.

 

Lavado de manos frecuente

Hay que lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón o bien, con una solución a base de alcohol (gel hidroalcohólico) al menos durante 20 segundos, especialmente después de haber estado en un lugar público, después de sonarse la nariz, toser o estornudar.

También debemos llevar una correcta higiene de manos:

  • Antes de comer o de preparar la comida
  • Antes de tocarse la cara
  • Después de ir al baño
  • Al salir de un lugar público
  • Tras sonarse la nariz, toser o estornudar
  • Después de tocar la mascarilla
  • Tras cambiar pañales
  • Después de atender a una persona enferma
  • Después de tocar animales o mascotas

Se debe evitar tocarse los ojos, nariz y boca sin haberse lavado las manos. Si no se dispone de agua y jabón podemos recurrir a un desinfectante de manos que contenga como mínimo un 70% de alcohol.

 

 

¿Puedo fabricar mi propio gel hidroalcohólico en casa?

No se recomienda la fabricación y uso de desinfectantes de manos caseros debido a las preocupaciones sobre el correcto uso de los ingredientes y la necesidad de trabajar en condiciones estériles para fabricar el producto.

Para que los desinfectantes de manos sean eficaces deben tener una concentración mínima del 60% de alcohol y usarse cuando las manos no estén sucias o engrasadas. Los geles hidroalcohólicos que encontramos habitualmente en las farmacias suelen tener una concentración de alcohol del 70%.

No debemos confiar en recetas caseras que se basan en el uso de aceites esenciales o están formuladas sin los ingredientes correctos.

Tampoco se debe utilizar desinfectante de manos para limpiar superficies y objetos de contacto frecuente.

 

 

Evitar el contacto directo

En casa evita el contacto con personas enfermas. Se debe mantener una distancia de 2 metros entre la persona enferma y los otros miembros del hogar.

Fuera de casa también se debe mantener una distancia de 2 metros del resto de personas. La distancia es especialmente importante para las personas que tienen mayor riesgo de caer gravemente enfermas.

 

Uso de mascarillas

Cualquier persona puede propagar la COVID-19 aunque no se sienta enferma. La mascarilla nos sirve para prevenir la enfermedad pero también para proteger a los demás en el caso de que estemos infectados.

Todas las personas deberían usar mascarilla en los ámbitos públicos y siempre que estén cerca de personas que no pertenecen a su núcleo familiar, sobre todo cuando otras medidas de distanciamiento social son difíciles de mantener.

Hay que tener presente que la mascarilla no reemplaza las medidas de distanciamiento social por lo que se debe seguir manteniendo una distancia de 2 metros de las demás personas.

 

Cubrirse nariz y boca al toser y estornudar

Debemos cubrirnos siempre la boca y nariz con un pañuelo desechable al toser o estornudar. Si no  disponemos de pañuelo podemos cubrirnos con la parte interna del codo. También debemos evitar escupir.

Los pañuelos usados se deben tirar a la basura, no debemos guardarlos.

Seguidamente debemos lavarnos las manos con agua y jabón o bien, con algún desinfectante de manos a base de alcohol.

 

Limpia y desinfecta

Se deben limpiar y desinfectar a diario las superficies que se tocan con frecuencia como mesas, sillas, pomos de puertas, interruptores de la luz, barandillas, escritorios, teléfonos, teclados, inodoros, grifos…

Si las superficies están sucias se deben lavar con agua y detergente antes de desinfectarlas. Seguidamente utiliza un desinfectante de uso doméstico. Cualquiera de los desinfectantes comunes para el hogar registrado en la EPA nos irá bien y cumplirá su función.

 

Monitorea tu salud y la de los tuyos

Debemos estar atentos a los síntoma: tos, fiebre, dolor de garganta… Controla tu temperatura para ver si hay fiebre en el caso de aparecer cualquier síntoma.

 

 

Personas que necesitan precauciones adicionales frente el coronavirus

Ciertas personas tienen un mayor riesgo de enfermarse gravemente y por ello necesitan tomar precauciones adicionales frente la COVID-19.

Una persona que enferme de gravedad a causa del coronavirus puede requerir hospitalización, cuidados intensivos, un respirador para poder respirar e incluso podría morir.

 

  • Adultos mayores: el riesgo de enfermarse gravemente a causa de este coronavirus aumenta con la edad por lo que las personas mayores corren un mayor riesgo. Las personas mayores de 50 años tienen mayor riesgo de enfermarse gravemente que las de 40 años. De la misma forma, las mayores de 60 o 70 tienen mayor riesgo que las de 50. El riesgo más alto lo tienen los mayores de 85 años.

 

 

8 de cada 10 muertes relacionadas con el COVID-19 notificadas en los Estados Unidos ocurrieron entre adultos de 65 años de edad o más.

 

  • Personas de cualquier edad con afecciones subyacentes: las personas de cualquier edad con alguna de las siguientes afecciones tienen mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa de la COVID-19:

 

  • Enfermedad renal crónica
  • EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica)
  • Personas inmunodeprimidas (sistema inmunológico debilitado)
  • Obesidad
  • Afecciones cardíacas graves (insuficiencia cardíaca, enfermedad de la arteria coronaria, miocardiopatías…)
  • Enfermedad de células falciformes
  • Diabetes mellitus tipo 1 y 2
  • Asma moderado o grave
  • Enfermedad cerebrovascular
  • Fibrosis quística
  • Hipertensión
  • Afecciones neurológicas
  • Enfermedad hepática
  • Embarazo
  • Fibrosis pulmonar
  • Fumadores
  • Talasemia

 

 

¿Qué hacer si se ha estado en contacto con alguien que tiene COVID-19?

Si has estado con alguien que ha dado positivo en COVID-19 puedes estar infectado. Se entiende por contacto estrecho el vivir con alguien positivo o haber estado a menos de un metro de distancia. En este caso, lo mejor es quedarse en casa.

Ante cualquier síntoma leve debemos quedarnos en casa aislados. Aunque no hayamos estado expuestos al virus ante la aparición de cualquier síntoma, aíslate y controla tu estado de salud. Para evitar infectar a otras personas el aislamiento temprano es muy importante.

En el caso de que no tengas síntomas pero hayas estado en contacto con algún positivo ponte en cuarentena durante 14 días.

Las personas que tienen o han tenido la COVID-19 deben aislarse durante 14 días como medida de precaución incluso después de que los síntomas hayan desaparecido. Todavía no se sabe exactamente cuanto tiempo una persona sigue siendo contagiosa tras recuperarse.

 

 

¿Qué se entiende por aislamiento?

El aislamiento es una importante medida que adoptan las personas con síntomas para evitar infectar a otras personas de la comunidad, incluidos sus propios familiares. Lo puede hacer voluntariamente o bien por recomendación del médico.

Ante cualquier sospecha de infección se debe buscar ayuda médica, llevar siempre la mascarilla puesta, mantenerse a 2 metros de distancia de otras personas y no tocar superficies con las manos.

Las personas positivas que permanecen en aislamiento son aquellas que presentan síntomas leves. Aquellas con síntomas más graves requerirán hospitalización.

En caso de aislamiento domiciliario:

  • Ocupa una habitación individual y amplia que esté bien ventilada con retrete y lavabo. Si no es posible, coloca las camas a 2 metros de distancia.
  • Mantén al menos 2 metros de distancia de los demás, incluso de los miembros de tu familia.
  • Controla tus síntomas a diario. Se recomienda hacer un control de temperatura por la mañana y por la noche, dos veces al día.
  • Mantén un aislamiento de 14 días aunque te encuentres bien.
  • Si tienes dificultades para respirar ponte en contacto inmediatamente con tu médico o centro de salud.
  • Intenta mantener una actitud positiva y con energía. Mantén el contacto con tus familiares y amigos por teléfono o Internet. Si es posible practica algo de ejercicio.

 

 

¿Existe algún tratamiento contra la COVID-19?

Existen fármacos e incluso remedios tradicionales que pueden aliviar los síntomas leves de la COVID-19 pero hasta la fecha, ningún medicamento ha demostrado prevenir o curar esta enfermedad.

No se recomienda bajo ningún caso la automedicación con ningún fármaco, incluidos los antibióticos, recordemos que los antibióticos no son efectivos contra los virus.

Actualmente hay varios ensayos clínicos en marcha y la OMS está coordinando la labor de desarrollo de vacunas y medicamentos para prevenir y tratar la COVID-19.

 

 

¿Puedo comprar con seguridad en el supermercado u otras tiendas?

A la hora de hacer cualquier compra debemos llevar la mascarilla puesta y se debe mantener la distancia de seguridad con los demás. No debemos tocarnos los ojos, nariz o boca.

Si es posible desinfecta los mangos y barras de carritos o cestas antes de comprar. Al llegar a casa lávate las manos y hazlo también después de coger y guardar los productos comprados.

Actualmente no hay ningún caso confirmado de contagio de COVID-19 a través de alimentos o sus envases.  Sin embargo, en cuanto a las frutas y verduras se recomienda lavarlas como se hace de costumbre pero habiéndose lavado previamente las manos antes de tocarlas.

 

 

Covid-19: Tratamientos en investigación

 

Vacuna contra COVID-19

En estos momentos se están investigando tres estrategias de vacunación:

  • Vacunas virus completa que tiene como objetivo una pronta respuesta inmune del cuerpo humano a una nueva infección por COVID-19.
  • Vacunas de subunidades que tiene como objetivo crear una vacuna que sensibilice el sistema inmunitario a ciertas subunidades del virus.
  • Y Vacunas de ácido nucleico, una técnica novedosa para crear vacunas de ADN o ARN.

 

Muchas de estas vacunas se están probando actualmente mediante ensayos clínicos. El pasado mes de marzo se registraron dos ensayos clínicos en fase 3 con la vacuna BCG, usada tradicionalmente para prevenir la tuberculosis. Un estudio pendiente de publicar afirma que los países que no administran esta vacuna de manera generalizada están más afectados por la pandemia. No obstante, hay que decir que este estudio también ha recibido duras críticas por fallos en su metodología y en las conclusiones que obtiene.

 

 

Antivirales

A finales de enero de 2020, investigadores chinos empezaron a hacer ensayos clínicos con antivirales: remdesivir, cloroquina y ritonavir/lopinavir ya que parecían tener efectos inhibitorios sobre el SARS-CoV2 a nivel celular. En febrero se empezó a patentar el uso de redesivir contra la enfermedad.

Tras demostrar una inhibición de baja concentración del SARS-CoV2, la nitazoxanida se ha recomendado para estudios posteriores.

A finales de febrero, Tailandia afirmó haber tratado con éxito a un paciente con una combinación de lopinavir-ritonavir y otro fármaco contra la gripe, oseltamivir. No obstante, el 18 de marzo un nuevo artículo informaba de que el tratamiento con lopinavir-ritonavir daba negativo en las pruebas clínicas realizadas con 199 pacientes en China.

Rusia identificó tres medicamentos que podrían ayudar: ribavirina, lopinavir-ritonavir e interferón beta-1b. Estos fármacos se utilizan habitualmente en el tratamiento de la hepatitis C, VIH y esclerosis múltiple respectivamente.

En febrero China probaba otro fármaco ruso, triazavirin un fármaco utilizado para tratar la gripe aviar con el objetivo de comprobar si es efectivo para controlar la enfermedad.  También descubrieron que el Arbidol, un antiviral utilizado para tratar la gripe, podría combinarse con Darunavir, medicamento para tratar el VIH, en el tratamiento de pacientes con COVID-19.

En abril, se anunció que la ivermectina inhibe la replicación del SARS-CoV2 in vitro.

La cloroquina, que ha dado mucho que hablar, ha demostrado una eficacia aparente en el tratamiento de la neumonía asociada a la COVID-19.  En las pruebas clínicas realizadas a 100 pacientes se encontró que es superior al tratamiento de control para inhibir la exacerbación de la neumonía, mejorar los hallazgos de las imágenes pulmonares, promover una conversión negativa al virus y acortar la enfermedad. No obstante, la OMS desaconseja el tratamiento con cloroquina por precaución ya que puede provocar una alteración del ritmo cardíaco potencialmente mortal sobre todo en personas mayores y pacientes con enfermedades cardiovasculares.

Además de estos, se están investigando otros fármacos. De hecho, ya se ha creado una base de datos con más de 120 agentes antivirales de amplio espectro seguros. Como podréis ver, son varias las propuestas puestas sobre la mesa.

 

Citoquinas

Las citoquinas son un grupo de proteínas de bajo peso molecular cuyas funciones son muy variadas pero se pueden clasificar en tres categorías:

  • Diferenciación y maduración de células del sistema inmunitario
  • Comunicación entre células del sistema inmunitario
  • Funciones efectorias directas en algunos casos

 

Una de estas citoquinas, el tocilizumab, ha sido incluido en las pautas de tratamiento para la COVID-19 por la Comisión Nacional de Salud China tras completar un estudio. Actualmente se está sometiendo a una prueba a nivel nacional en Italia después de mostrar resultados positivos en personas con enfermedad grave.

 

Terapia pasiva de anticuerpos

Mediante la sangre de personas sanas que ya se han recuperado de la COVID-19, se está investigando una estrategia que ya se ha aprobado anteriormente para el SARS y otras enfermedades.

El mecanismo de acción se basa en que los anticuerpos producidos de forma natural en el sistema inmune de aquellos que ya se han recuperado, se transfiere a las personas que los necesitan a través de una inmunización no basada en vacuna. Esta efectividad se está evaluando actualmente por diferentes investigadores de diferentes países.