Relajante muscular: medicamentos para el dolor de espalda

Un relajante muscular es un medicamento con la capacidad de alterar la función músculo-esquelética. Estos fármacos disminuyen el tono muscular y ofrecen diferentes opciones farmacológicas.
El uso del relajante muscular se remonta a las antiguas poblaciones indígenas de la cuenca amazónica ya los utilizaban para envenenar las flechas y ocasionar así la muerte de sus presas por parálisis del músculo esquelético. Fue en el siglo XVI tras la colonización, cuando los europeos lo descubrieron y en 1943 cuando tras numerosos experimentos científicos, los bloqueadores neuromusculares se introdujeron como relajantes musculares y se empezaron a emplear en los campos de la anestesia y la cirugía.
¿Cómo actua un relajante muscular?
Los relajantes musculares actúan bloqueando los receptores colinérgicos nicotínicos en la unión neuromuscular o bien, en la placa motriz terminal del músculo afectado.
La mayoría de ellos, tambiéna ctúan sobre otros receptores colinérgicos situados en otros lugares del cuerpo, como por ejemplo el corazón o el sistema nervioso. Sin embargo, al no atravesar la barrera hematoencefálica no ejercen ningún efecto sobre el sistema nervioso central.
La principal función de un relajante muscular es la de relajar los músculos y aliviar el dolor causado por una distensión muscular, esguinces y otras lesiones musculares.
¿Qué es una contractura muscular?
La contractura muscular aparece cuando uno de los tipos de nervios que controlan los músculos se activa liberando sustancias que se adhieren en los receptores de los músculos.
Una contractura es una contracción involuntaria, duradera o permanente, de uno o más músculos. Puede aparecer tras realizar un esfuerzo, por tensión, por malas posturas entre otros, y sus síntomas más frecuentes son inflamación en la zona contracturada, dolor y alteración normal del músculo.
El relajante muscular para el tratamiento de contracturas
Los relajantes musculares impiden el efecto que causa la contractura mediante varios mecanismos. Por un lado, sus moléculas ocupan los receptores que tiene el músculo, evitando la contracción del mismo. De esta forma, impiden que las sustancias liberadas por los nervios se adhieran al receptor, por lo que evitan su efecto.
A día de hoy, la evidencia científica sobre el relajante muscular sugiere que este tipo de fármacos actúan como analgésicos y no mediante la relajación de la musculatura.
Se recomienda el uso de un relajante muscular en las fases de mayor dolor o en crisis agudas. No obstante, no se recomienda tomarlo durante más de 7 días consecutivos para disminuir el riesgo de sufrir sus efectos secundarios.
Clasificación de los relajantes musculares
Actualmente existen dos tipos de relajantes musculares: despolarizantes y no despolarizantes.
Relante muscular despolorizante
Actualmente la succinilcolina es el único fármaco no despolarizante disponible. Su acción es rápida, tarda en hacer efecto alrededor de un minuto. Se utiliza en anestesiología y en cirugía como bloqueador neuromuscular.
Relajante muscular no despolarizante
Este tipo de relajantes musculares se desarrollaron a partir del año 1942. Son compuestos derivados del amonio cuaternario y se pueden clasificar en:
- Bencilisoquinolinas: d-turbocuranina, metocurina, alcuronio, atracurio, doxacurio, mivacurio y cisatracurio.
- Aminas cuaternarias: galamina
- Amino esteroides: pancuronio, pipecuronio, vecuronio y rocuronio.
A diferencia de los relajantes musculares despolarizantes, este tipo de fármacos tienen un efecto más lento y un mayor tiempo de duración por lo que se utilizan en cirugías de larga duración.
Los Bloqueadores neuromusculares
Los fármacos que se utilizan para relajar los músculos inhibiendo la contracción del músculo esquelético pertenecen a la categoría de bloqueadores neuromusculares.
Existen muchos fármacos que inhiben la contracción del músculo esquelético pero se clasifican en estos tipos:
- Relajantes de acción central: los que bloquean la conducción nerviosa en la médula espinal (carisoprodol y metocarbamol).
- Relajación directa: actúan en el proceso contráctil (dantroleno).
- Relajantes periféricos: inhiben la contracción de los músculos en la placa neuromuscular (rocuronio y vecuronio).
Precauciones a la hora de tomar un relajante muscular
Muchas personas, ante una contractura o dolor muscular, se toman un relajante muscular que ya tenían en casa de alguna ocasión anterior en la que su médico se lo había recetado. Estos medicamentos ofrecen un alivio rápido pero no solucionan el problema.
Lo que se ha de tener en cuenta son sus numerosos efectos secundarios, entre ellos:
Alteran el sistema nervioso
Los relajantes musculares actúan sobre el cerebro y la médula espinal por lo que afectan directamente al sistema nervioso. Provocan una relajación general pero no sólo del músculo afectado, sino de todo el sistema nervioso.
Mareos, somnolencia y vómitos
Estos efectos adversos afectan alrededor del 70% de personas que toman estos medicamentos. Pueden causar síntomas neurológicos como mareos, somnolencia, vomitos, deescordinación, confusión, pérdida de reflejos, visión borrosa, entre otros.
Ronquidos
El efecto relajante puede provocar ronquidos debido a la relajación muscular general. Los músculos del cuello se distienden reduciendo el tamaño de las vías respiratorias.
Combinar un relajante muscular con otros medicamentos
Los relajantes musculares interactúan con numerosos fármacos por lo que automedicarse con ellos puede llegar a tener graves consecuencias. Especialmente resultan muy peligrosos si se combinan con ansiolíticos o analgésicos.
Personas con riesgo
Este tipo de fármacos no se recomiendan en personas mayres de 65 años. Tampoco a aquellas personas que manejan maquinaria en su trabajo, personas con problemas cardíacos, enfermedades hepáticas o glaucoma. Los relajantes musculares pueden empeorar estas condiciones.
Adicción a los relajantes musculares
Muchos de estos fármacos pueden provocar adicción. Por ello, no se recomienda su conosumo durante más de 7 días.