Herpes Zóster (Culebrilla): causas, síntomas y tratamiento

Herpes Zóster (Culebrilla): causas, síntomas y tratamiento

El herpes zóster, popularmente llamado culebrilla, viene descrito en los textos médicos desde hace mucho tiempo. En el siglo XVIII fue cuando se estableció una forma de diferenciar entre el herpes zóster y la viruela y más tarde, en el siglo XIX, se distinguió de la erisipela, una enfermedad infecciosa bacteriana que afecta a la piel y al tejido subcutáneo.

Ya en el siglo XX se obtuvieron los primeros indicios de que la varicela y el herpes zóster están causados por el mismo virus. Se empezó a observar que personas jóvenes con varicela convivían con personas afectadas por la culebrilla. Más tarde se demostró que la linfa de una persona con herpes zóster puede inducir a la varicela en jóvenes, descubrimiento que llevó a cabo el Premio Nobel Thomas Huckle Weller.

En la década de los 40, la culebrilla era considerada una enfermedad benigna. Sin embargo, en el año 1942 se reconoció que el herpes zóster revestía más gravedad en adultos que en niños y que la frecuencia aumentaba con la edad. Ya en 1950 otros estudios en pacientes inmunodeprimidos mostraron que esta enfermedad no era tan benigna como se pensaba en un principio y por ello, se empezaron a buscar tratamientos terapéuticos preventivos.

 

¿Qué es el Herpes Zóster o Culebrilla?

El Herpes Zóster es una enfermedad producida por una reactivación del virus de la varicela que afecta a los nervios periféricos y a la piel.

El virus de la varicela, una vez superada la enfermedad, permanece inactivo en el organismo, concretamente en el tejido nervioso, cerca de la médula espinal y el cerebro. Años más tarde, el virus puede reactivarse y causar herpes zóster.

Se trata de una infección viral que causa una erupción dolorosa que causa pequeñas ampollas dolorosas en forma de anillo agrupadas a lo largo de un dermatoma. Esta enfermedad vírica puede presentar diferentes complicaciones según los nervios afectados, sobre todo en pacientes inmunodeprimidos.

 

El 26% de los pacientes con Herpes Zóster desarrollan complicaciones

 

A día de hoy, el herpes zóster es una enfermedad que está distribuida por todo el planeta. A diferencia de la varicela, la culebrilla no presenta estacionalidad por lo que puede aparecer en cualquier época del año. Actualmente, su frecuencia anual, es de 4.8 casos por cada 1000 habitantes y aproximadamente el 75% de los casos ocurren en personas mayores de 50 años. En menores de 50 años, la incidencia anual es de 1-3 casos por cada 1000 habitantes. Esta incidencia va creciendo conforme pasan los años. Sin embargo, en el caso de los niños de corta edad, es raro que aparezca.

 

 

herpes zoster
Herpes Zóster

 

El virus de la varicela zóster

El herpes zóster está causado por el virus de la varicela zóster (VVZ). Este virus pertenece a la familia de los herpesvirus y está clasificado como virus del herpes humano 3 (HHV-3).

La varicela está considerada una enfermedad infantil, aunque también la pueden padecer los adultos. Cuando ésta remite, el organismo no elimina el virus, sino que éste queda latente en los ganglios sensitivos pudiéndose reactivar en cualquier momento en el que la persona afectada sufra una inmunodeficiencia (sistema inmunológico debilitado).

La mayor parte de las personas contraen este virus durante la infancia, aunque esto no quiere decir que forzosamente hayan tenido que presentar síntomas de la varicela. Durante la primera fase de la infección, el virus pasa a los nervios sensitivos y se extiende hasta las fibras sensitivas de los ganglios nerviosos.

Cuando el sistema inmunológico funciona correctamente y está fortalecido, el virus se mantiene inactivo. En cambio, cuando se deteriora el virus se reactiva y se replica en los ganglios lo que causa un dolor intenso. Estos nuevos virus circulan causando una inflamación de los nervios afectados, hasta liberarse en el área de la piel inervada por ese ganglio causando el dermatoma. De ahí, que se sienta el dolor antes de que aparezcan los síntomas cutáneos.

Una vez ahí, el virus puede provocar la inflamación de la piel con la formación de ampollas. Cuando la erupción desaparece, pueden quedar neuronas sensitivas dañadas (neuralgia posherpética), que se activan de forma espontánea y muestran una hipersensibilidad a los estímulos externos hasta que se regeneran.

 

 

 

Causas del herpes zóster: factores de riesgo

Como hemos visto el causante de la culebrilla es el virus de la varicela que, una vez superada la enfermedad, permanece en el organismo, pero inactivo. El herpes zóster ocurre cuando el virus de la varicela se reactiva. Sin embargo, la razón por la que el virus se reactiva no está muy clara.

El herpes zóster se puede presentar en cualquier grupo de edad. No obstante, en niños pequeños es muy raro que lo haga.

Las personas que tienen mayor probabilidad de desarrollas la infección son aquellas que:

  • Mayores de 60 años
  • Tuvieron la varicela antes de cumplir 1 año de edad
  • Su sistema inmunitario está debilitado por cualquier causa (medicamentos, enfermedad, estrés…)

Se han descrito numerosos factores como posibles desencadenantes de la reactivación del virus VVZ. Todos ellos tienen en común una disminución de la capacidad del sistema inmunitario. Entre estos factores se encuentra:

  • La edad
  • Estrés emocional intenso
  • Enfermedades graves
  • Traumatismos medulares
  • Inmunosupresión y corticoterapia

 

herpes zóster oftálmico
Herpes Zóster Oftálmico

 

 

Herpes Zóster Síntomas

Los primeros síntomas del herpes zóster son inespecíficos y pueden durar uno o varios días. Éstos incluyen:

  • Cefaleas
  • Fotosensibilidad
  • Fiebre
  • Malestar general
  • Hinchazón en los ganglios linfáticos

Seguidamente aparecen los picores, hormigueos y dolor que pueden llegar a ser muy molestos. Estos síntomas aparecen siempre en la zona del nervio afectado, donde aparecerá la erupción cutánea.

El dolor puede llegar a ser intenso y presentar numerosas características. Puede ser punzante, ardiente, picante… y se suele desarrollar en brotes agudos y pleuresía (inflamación de la pleura) o glaucoma, según la zona afectada.

 

1 de cada 3 personas presentará herpes zóster en algún momento de su vida

 

La fase posterior se inicia a partir de las 12-24 horas tras la aparición de los síntomas iniciales. Es en esta fase cuando se desarrolla el sarpullido cutáneo. Las lesiones comienzan como manchas eritematosas que pasan a ser vesículas distribuidas en dermatomas. Al tercer día, estas vesículas se transforman en ampollas llenas de un fluido seroso, generalmente dolorosas y acompañadas de ansiedad y un cuadro gripal con fiebre, cansancio y dolor generalizado. Más tarde las ampollas se secan, formando unas costras que permanecerán entre 2-3 semanas.

En ciertos casos, el contenido de las vesículas puede ser hemorrágico y reventar en 7-10 días dejando cicatrices e hiperpigmentación.

El herpes zóster es muy común que siga un patrón que simula un cinturón o culebra. De ahí que se le llame popularmente “culebrilla”. Algunas personas pueden tener estos síntomas y no desarrollar la afección cutánea. Es lo que se denomina “zoster sine herpete” que puede dificultar el diagnóstico.

 

 

¿Dónde puede aparecer el herpes zóster?

Las regiones más comunes son la zona media del tórax y la zona oftálmica del rostro, donde hay que extremar las precauciones ya que puede afectar a la visión. Es más raro que afecte a las extremidades.

Cuando afecta a la zona oftálmica, la erupción aparece en una mitad del cráneo, desde el ojo hasta la coronilla. Se manifiesta con ampollas en la punta y lateral de la nariz, y pueden causar daños en la córnea o dependiendo del nervio afectado, puede provocar lesiones en la boca, oreja, faringe y laringe.

También puede aparecer en la cara, la boca y las orejas. En el caso de que el herpes zóster afecte a un nervio facial, los síntomas pueden incluir:

  • Dificultad para mover algunos músculos de la cara
  • Caída del párpado
  • Pérdida de audición
  • Pérdida del movimiento del ojo
  • Problemas de visión

 

aciclovir herpes zoster

 

 

Herpes Zóster ¿Cómo se contagia?

El virus causante del herpes zóster se contagia por contacto directo de persona a persona por las secreciones de las ampollas.

Puede ser propagado por una persona que tenga el herpes zóster activo a otra persona que nunca haya tenido la varicela pudiéndole causar la varicela.

El virus se propaga cuando el sarpullido se encuentra en la fase de las ampollas. Antes de que aparezcan las ampollas, la persona no es contagiosa. Tampoco lo es cuando se forman las costras.

La culebrilla es menos contagiosa que la varicela. La propagación es menos contagiosa cuando la persona afectada mantiene el sarpullido cubierto. Sin embargo, conviene tomar ciertas medidas de precaución para evitar contagiar a otras personas de nuestro entorno.

 

 

Prevención del contagio del Herpes Zoster

Si tienes el herpes zóster activo, con la finalidad de contagiar el virus, debe tener en cuenta las siguientes medidas de prevención:

  • Mantener el sarpullido cubierto
  • Evitar tocarse o rascarse el sarpullido
  • Evitar contacto con mujeres embarazadas que nunca hayan tenido varicela o no estén vacunadas contra esta enfermedad.
  • Asimismo, con bebés prematuros o de bajo peso al nacer
  • Personas con el sistema inmunitario debilitado

La forma más efectiva de reducir el riesgo de presentar herpes zóster es mediante la vacunación. La recomendación es que los adultos sanos de más de 50 años reciban la vacuna para protegerse de la infección.

 

 

 

Herpes Zóster ¿Cuánto tarda en curar?

Por lo general, un brote de herpes zóster sigue este curso:

  • Primero aparecen los primeros síntomas (fiebre, malestar general…)
  • Aparecen las ampollas que causan dolor
  • Se forma la costra sobre las ampollas

El tiempo que tarda en curar un brote de herpes zoster puede ser de entre 2-4 semanas. Pasado este periodo las ampollas sanan y rara vez reaparecen. Los síntomas como dolor, picazón, ardor, hormigueo… pueden estar presentes durante todo el proceso de la enfermedad.

En el caso de que el dolor persistiera (más de un mes), se trataría de un dolor por neuralgia posherpética (NPH).  Se trata de la complicación más frecuente que tiene lugar tras la aparición del herpes zóster y sucede en más del 10% de los casos en la fase aguda de la enfermedad. Ante esta situación, conviene informar al médico.

 

 

Tratamiento del Herpes Zóster

Actualmente no existe ningún tratamiento curativo. Tampoco es posible eliminar el virus del organismo. Sin embargo, contamos con diferentes tratamientos que pueden paliar los síntomas y disminuir la duración de la enfermedad.

El tratamiento más habitual para el herpes zóster se basa en antivirales que se recetan con el objetivo de acelerar la curación y reducir el riesgo de complicaciones. Los más habituales son:

  • Aciclovir (Zovirax)
  • Valaciclovir (Valtrex)

 

Antivirales

El aciclovir inhibe la replicación del ADN viral y se usa tanto en el tratamiento, como en la prevención de la culebrilla. Durante la fase aguda, se recomienda aciclovir por vía oral ya que es más efectivo a la hora de disminuir la progresión de los síntomas y para prevenir la neuralgia posherpética.

Otros antivirales utilizados son el valaciclovir y el famciclovir. Ambos son precursores del aciclovir por lo que, con dosis menores, se obtienen concentraciones superiores y con un efecto más duradero.

El valaciclovir posee una eficacia muy similar al aciclovir pero resulta mejor a la hora de reducir la incidencia y la duración de la neuralgia posherpética. Por su parte, el Famciclovir no ofrece mejoras en cuanto al dolor, pero acelera la cicatrización de las lesiones.

La brivudina es otro fármaco que impide la replicación del virus. Se trata de un antiviral más potente que el aciclovir que ha demostrado reducir la incidencia de la neuralgia posherpética con una reducción superior a la del aciclovir.

En el caso del herpes zóster oftálmico, se suele utilizar valaciclovir. Tiene una eficacia similar al aciclovir pero con la ventaja de que se administra en menos dosis.

Dependiendo de los síntomas y de la intensidad de los mismos, se puede recurrir a otros fármacos.

 

Analgésicos

Los pacientes con dolor pueden ser tratados con analgésicos que pueden ser lociones tópicas con calamina que se aplican sobre la erupción. Otras pomadas con lidocaína pueden reducir el dolor. En aquellos casos en los que el dolor es intenso el médico puede optar por opioides.

 

Antihistamínicos

Para reducir la picazón y el ardor de la piel. Se pueden aplicar por vía tópica u oral.

 

Esteroides

En el tratamiento de la culebrilla, la administración de corticosteroides es habitual. Este tipo de fármacos asociados a antivirales, han demostrado ser eficaces en la reducción del dolor durante la fase aguda del herpes zóster. Sin embargo, este tipo de medicamentos no modifican la evolución y/o curación de las lesiones cutáneas. Tampoco interviene en el desarrollo de la neuralgia posherpética.

 

crema calamina

 

 

Complicaciones del Herpes Zóster

La complicación más común es la neuralgia posherpética que presenta un dolor intenso en las áreas cubiertas por el sarpullido del herpes y que permanece cuando éste desaparece.

Este dolor puede llegar a ser muy fuerte y debilitante. Por lo general, desaparece en unas semanas o meses en la mayoría de pacientes. Algunas personas pueden tener dolor durante años.

El herpes zóster puede causar graves complicaciones en la vista. Otras complicaciones que también puede causar, aunque con muy poca frecuencia son:

  • Nuevos brotes de culebrilla
  • Infecciones cutáneas
  • Neumonía
  • Ceguera (si se presenta en los ojos)
  • Sordera
  • Infecciones, incluidas la encefalitis o sepsis, en personas con el sistema inmunitario debilitado.
  • Síndrome de Ramsay Hunt, en el caso de que afecte a los nervios de la cara o el oído.
  • Muerte

 

 

 

Cuidado de la piel y alivio de la picazón del Herpes Zóster

Para aliviar los síntomas de la piel como el ardor o el picazón se puede recurrir a:

  • Compresas frías y húmedas sobre la piel afectada
  • Baños y lociones calmantes (lociones de calamina)
  • Cremas con capsaicina
  • Antihistamínicos para reducir la picazón

 

Es importante mantener la piel limpia y lavar con agua caliente la ropa que haya tenido contacto con el área afectada. Asimismo, se recomienda lo mismo con la ropa de cama y toallas.

Mientras las llagas de la piel estén abiertas y supurando, evita el contacto con cualquier persona que no haya tenido nunca varicela, especialmente con mujeres embarazadas.

En el caso de cardiopatías, presión arterial alta, enfermedad renal o historial de úlcera gástrica o sangrado estomacal, llama siempre al médico antes de usar estos fármacos. Nunca te automediques.

 

 

 

 

Más información: Herpes Labial: causas, síntomas, contagio y tratamiento; Factores que favorecen el herpes labial.

 

 Fuentes: Whitley RJ. Chickenpox and herpes zoster (varicella-zoster virus). In: Bennett JE, Dolin R, Blaser MJ, eds. Mandell, Douglas, and Bennett’s Principles and Practice of Infectious Diseases, Updated Edition. 8th ed. Philadelphia, PA: Elsevier Saunders; 2015:chap 139.

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